sábado, 21 de octubre de 2017

Tia

   El refranero español es una fuente de recursos inagotable.
No es algo de lo que les informo, solo lo comento. Entre todos los que nos podemos encontrar, hay uno en particular que me horroriza, se lo comento porque es la típica frase que he tenido que escuchar en alguna ocasión.
   "A quien dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos".
Desconozco si me lo decían a modo de mofa, con condescendencia o de vayan a saber ustedes qué.
Yo por supuesto no estoy nada de acuerdo, ni con el refrán ni con lo que dice, el diablo les aseguro que no es tan malo. El diablo te hace otro tipo de regalos...vayan ustedes haciendo uso de memoria y seguro que les sale algo peor que un sobrino...no sé...una mala suegra, un dolor de muelas, la declaración de hacienda a hipotecar, un ex italiano...
¿Lo ven?, el diablo no puede darnos sobrinos como castigo a los que no tenemos hijos.
Yo particularmente me rio mucho cuando me dicen algo así.
Antes que nada he de apercibirles de que socialmente ya no valgo para ser madre. Se me ha pasado el arroz, de hecho se me han pasado el arroz, las judías, los garrofones y todos los ingredientes que lleva una paella, porque como soy valenciana tiro para casa. Hay muchos más ingredientes y tópicos, pero como no he hecho una paella nunca no se los voy a nombrar. Los tópicos tampoco, en este momento no me apetece.
   Y qué bonita la sociedad ¿eh?...aaaaay todos creyendo que hemos avanzado y llegadas a una edad si no has procreado, no sirves, eres una egoísta por no querer ser madre, eres rara, te pasa "algo" así en indefinido, te vas a quedar para vestir santos, (que digo yo una cosa, yo cuando he pisado una iglesia aunque el diablo me ha hecho "regalos" del tipo ex italiano y sobrinos, he visto a todos los santos vestidos y ninguna mujer vistiéndolos, yo para mí que deben venir vestidos ya de fábrica...) y alguna que otra más que en este momento no recuerdo pero porque las he olvidado, no porque no me las hayan dicho para ridiculizarme o dejarme en evidencia...aaay esta clase de persona que se deja en evidencia ella haciendo estos comentarios y ni siquiera lo sabe...que alguien se lo diga por Dior...
   Mi amiga Anabel es madre. Y trabajadora. Porque es importante aclarar esto a tenor de las fotos que dice mi amiga Estefanía que ve en IG y demás redes sociales de madres ideales, sin un pelo fuera del sitio y con las mechas perfectamente hechas. A mi amiga Anabel esto no le pasa, porque no lleva mechas. Y porque es persona. Y porque no tiene detrás una señora que le ayude a criar a sus hijos para que ella se pueda venir conmigo a tomarse un café y que le cuente que mi ex es idiota. Entre otras cosas porque ya lo sabía, ya me había apercibido o ya lo veía venir...
Los hijos de mi amiga Anabel se ensucian como el resto de niños. Bueno, según ella si algún día yo tengo hijos no estarán sucios nunca.
Esta imagen impoluta que tiene de mí tengo que decirles que me apasiona. Cuando veo a sus hijos manchados suelto un aaay y me tapo la boca como si hubiese dicho un pecado de esos de los que te absuelven en las iglesias donde visten a los santos. En ese momento, ella me recuerda que, como ustedes ya saben y las madres más, los niños se ensucian. Y después me avisa de que aunque yo no quiera los míos también lo harán. ( A mí esto me resulta incómodo de imaginar, no veo a mis hijos vestidos con su camiseta de GAP y la susodicha llena de churritones). Que ¿porqué imagino a mis hijos vestidos de GAP?,  por favor...porque soy yo. Y porque su marido no me deja que les compre ropa a los suyos entonces he de imaginar a los futuros imaginarios hijos míos. No es que no me deje, ya sabe que tarde o temprano lo haré...es dilatar en el tiempo algo que va a pasar Juan Carlos, esto es así.
Después mi otra amiga, Sonia, apunta que no, que los míos no se mancharán porque sucederá como cuando vamos a la playa, que mi toalla está libre de arena y la suya parece el plato de rebozado de las croquetas.
Entre este debate, mi amiga Pilar se limita a reír y levantar la copa de vino brindando por nosotras.
   Pero a lo que iba, perdonen, que me disperso hablando de cosas que no tienen que ver con el tema y luego dicen que no sé resumir y me pierdo.
(Bueno que me pierdo ya lo saben internacionalmente, pero es otro tipo de pérdida...a lo que iba).
   Que el diablo te regala sobrinos cuando no tienes hijos.
Y ¿porqué no regala bolsos de Prada?...es que no pregunta nunca y sobre todo no te da el ticket para cambiarlo si no te gusta. Esto hay que hablarlo con el diablo...que al fin y al cabo a Italia salíamos en mi caso...
   El caso es que se habla mucho de ser madre, últimamente se habla hasta demasiado. Y madres del mundo de IG, no se preocupen, sabemos que son reales. Ustedes me refiero. Sus fotos de happy day y todo impoluto no, pero no pasa nada, hasta Mario Testino tiene detrás de sus magnificas fotos un desastre previo y fotos que no sirven hasta que da con la perfecta.
Les decía, perdonen de nuevo, que se habla mucho de ser madre, pero poco de ser tía.
   Y ser tía...ser tía es lo más.
Yo tengo la suerte de ser tía de tres personajes...sí...os llamo personajes porque sé que me vais a leer...jejeje...
Son los mejores sobrinos del mundo. Y ustedes, tíos que me leen dirán, no, son los míos. Estoy de acuerdo. Pero los míos más.
Los tengo de diferentes edades y tamaños. Lo importante es que los tres tienen claro que la tía Raquel no va a ser mayor nunca.
Y como son muy listos así me lo hacen saber. De hecho, la situación más cercana se produjo hace una semana...hay en el aire un viaje a Port Aventura, un parque de atracciones, y mi sobrino pequeño me preguntó si iba a atreverme a subir a una montaña rusa que te pone cabeza abajo.
Yo francamente soy atrevida para otras cosas, para esas no pero como no quise explicárselo porque es muy preguntón simplemente le contesté que no iba a poder porque me daría mucho miedo.
Él como es muy listo me aclaró que no tenía que preocuparme porque seguramente no me iban a dejar subir. Yo le dije que por edad podía subir y él me contestó que no era una cuestión de edad, era de altura.
Y puestos a elegir, prefiero que me llamen bajita a mayor. ¿Lo ven no?, pues esto ha sido fruto de un trabajo desde niño explicándole que la tía Raquel no será mayor nunca...cosa que sus primas ya tienen muy asumido.
   Porque ser tía es un trabajo no remunerado. Como el de ser madre pero más tranquilo.
Supongo que no hace falta que les aclare que no estoy comparando una cosa con otra, pero lo voy a hacer porque hay gente muy puntillosa.
No puedo hablar de lo que cuesta ser madre y del amor de madre. No soy madre. Solo soy tía.
Por eso hoy hablo del amor de tía y de lo divertido que es serlo. Porque generalmente lo eres de manera puntual y por un rato.
Pero qué rato...
   La primera vez que me dijeron que iba a ser tía estuve dos horas llorando de la emoción. La segunda volví a llorar de nuevo, además iba a convertirme en madrina. La tercera tampoco dejó de hacerme la misma ilusión...y producirme los mismos lloros.
Mis sobrinos ya no son bebés. Han crecido mucho. Han crecido tanto que dos de ellos ya son más altos que yo y el tercero seguro que el año que viene lo consigue. De hecho si se lo propusiera me cogería en brazos, pero no le dejo...
Mis sobrinos tienen los apodos que les he ido asignando. Mis sobrinos son capaces de convertir mi día gris en un día con sol, de hacerme sonreír con un mensaje.
   El amor de tía es especial. Una tía es un vínculo, una segunda madre en algunos casos, alguien adulto a quien contarle tus cosas, a veces alguien a quien contarle cosas que no le contarías a tu madre. Un confidente.  
¿Saben?, eso siento yo con mi tía.
Y por la relación que tengo con ella, siempre quise que la mía con mis sobrinos fuese así. De confianza, de confidencias, de secretos compartidos que confío que se quedarán donde se los conté. Una tía que sabe escucharme, que me aconseja sin imponer bajo su punto de vista y su madurez.
Esa es la clase de tía en la que yo siempre me he querido convertir, tía. Una tía como tú lo eres para mí.
Y a mis...kajdfk años, creo que lo he conseguido.
Sí, lo confieso, miro a mis sobrinos y no me los termino. Es una mezcla de satisfacción, protección y orgullo.
Puede que no esté de acuerdo con todas sus decisiones, pero las respeto. Y siempre intento mediar cuando las cosas se complican, cuando me ponen en el punto de ¿ quién tiene razón los papás o yo?...
Sufro cuando sufren y no quiero que nada ni nadie les haga daño. No quiero que lo pasen mal pero entiendo que deben pasar por ciertos lances que yo misma he pasado. Tal vez por eso no quiero que lo hagan, porque sé lo que duele. Pero como decía aquella canción, "...la vida es así..."...y han de pasar por ciertas cosas. Aunque duelan.
Un sobrino es un regalo que te da la vida, como los recuerdos que te dejan ellos.
¿Saben?, yo no pretendo ser la mejor tía. Solo ser alguien a quien, en un momento dado, recuerden con cariño y amor.
Alguien que quiere estar ahí, en sus vidas, formar parte de ellas, ser confidente, cómplice...y creo que hasta el momento, tengo la suerte de serlo.


Alguien que cuando cumple años recibe esta clase de regalos, con un tiburón incluido, porque mi sobrino sabe que me encantan los tiburones blancos.


A quien le dicen te quiero solo porque sí.


Poco más puedo decir, no porque no quiera, sino porque me embarga la emoción y no puedo escribir más.
Os quise desde antes de conoceros. No lo olvidéis jamás.


Pd. : Querida C., lo que pasa a la hora del aperitivo, se queda en el aperitivo. Ese siempre será nuestro lugar especial.
N. no puedo quererte más. Cualquiera querría tener una ahijada como tú, pero no todos pueden.
Mini M. eres un tortillo, te quiero.



21-10-17
R.




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