lunes, 26 de octubre de 2015

En la óptica...

   Señores, sí, saben que lo voy a decir y sé que lo saben...mi vida es un drama.
Resulta que me he pasado por la óptica, porque quería ver unas gafas de sol que con las que me regaló E por mi cumpleaños, mi amigo R y otras heredadas y muy vintage, más las que ya tenía de antes no he tenido bastantes y quería ver si había alguna bonita.
Sí, tengo un problema.
O sea un problema con las gafas digo. Con las gafas de sol...bueno y con las de ver...bueno un probl...da igual.
   El caso es que estoy en la óptica probándome y acercándome mucho al espejo para verme porque sin gafas no veo...
y anotando mentalmente los modelos que voy a necesitar y llega la chica y me dice ven que te voy a graduar la vista que hace tiempo que no te la gradúas.
Y yo disgustos gratuitos no quiero. Porque todos sabemos que si te sube la graduación no es como para dar una fiesta. Tampoco como para ir de luto pero contentos no estamos.
   Lo primero que has de hacer es sentarte en una máquina donde has de apoyar frente y barbilla para que te tomen la tensión del ojo.
Yo la tensión la tengo bien, la del ojo digo. Menos si veo a Velencoso o alguien que me interese emocionalmente...en fin...ya saben...el caso es que para tomarte la tensión tienes que estar ahí muy incómodo, forzando el cuello y cuando menos te los esperas la máquina te hace como un soplido en el ojo. Y luego el otro. Hombre molesto no es, pero vamos, tampoco es algo que quiera repetir a diario saben? 
   Una vez tomada la tensión ocular, que por cierto salió bien, puesto que ni estaba cerca Velencoso ni nadie que me interesase "de esa manera"...entramos al cuartito oscuro, que más que el sitio de graduar la vista parece el cuarto de los castigados.
Te sientas en una silla como de dentista, que ya eso motiva cero y te ponen unas gafas que no querría para él ni el mismísimo Willy Wonka.
Se apagan las luces y una piensa pues lo normal...ahora saldrán de la silla unas manos que no me van a dejar moverme y no voy a poder escapar...(                                )...perdón, quería decir que uno piensa lo normal...menos mal que nadie está conmigo en este cuartito y va a verme con estas gafas de cinco cristales intercambiables y va a presenciar lo que viene después.
Porque lo que viene después es como un sketch de barrio Sésamo pero sin Coco y el monstruo de las galletas.
   
   La chica, ves las letras de la primera fila?
Y señores a ver, que soy miope, pero vamos...si las letras tienen el tamaño de un donut las veo...
De ahí vamos bajando filas hasta que la cosa se confunde. Y yo, arrugando los ojos que esto en el futuro me costará botox le digo, no veo bien.
Entonces añade y retira cristales a las gafas ortopédicas...dime las letras, me dice...
Y yo diciendo las letras señores, todo correcto hasta que llegamos a la última fila..."de", "a", "ele", "pe", "ne" "o sea, ene".
Señoreeeeees...Sí, dije lo que dije. No me pregunten dónde tenía la cabeza o más bien con quién porque no.
De inmediato me puse roja, empecé a disculparme, la disculpa me hizo entrar en bucle...menos mal que la chica de la óptica me conoce de toda la vida y de haberle comprado más de quinc...bueno muchas gafas y se puso a reír diciendo que me tranquilizase, que no sabía porqué pero solía pasar.
No. No sabes porqué no. Es porque el letrero está mal puesto. Las letras están puestas para confundir y eso es así. No es que el género humano estemos pensando en verde, son las letras mal colocadas. El orden de los factores no alterará el producto pero el de las letras sí altera las respuestas.
   Una vez acabado esto, el letrero se pone mitad verde mitad rojo y te preguntan como ya saben, si ves mejor en el lado verde o en el rojo.
Y a mí esto me resulta como de pregunta de examen, como de pasarte o no al lado oscuro, como cuando te echan las cartas y te dicen que elijas un montón...qué pasa?, que he de decir uno porque si digo el otro está mal?, yo es que siempre los veo bien los dos...esto me confunde...la vida es un drama en rojo y verde donde algunos ven mejor de un color que de otro y muchos vemos igual.
   Cuando terminan las preguntas, las letras y las respuestas incluidas las que no tienen sentido, una espera ya con sus propias gafas a los resultados mientras mentalmente desea no haber subido de dioptrías...
Y la cosa está como estaba señores. Que de lejos y sin gafas me veo menos que la niña de la puebla, pero al menos no me ha subido la miopía...
   Ahora les dejo porque toca lo que toca...rodearme de gafas para elegir unas nuevas...
Ponemos color en los cristales?, me dice la dependienta...
Y nada más decirme eso, me viene a la mente la reflexión de Ramón de Campoamor...
“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.
Con qué color mirarán ustedes?...



(26-10-15)
lustración Jordi Labanda.