miércoles, 22 de febrero de 2017

La resonancia.

   Señores, mi vida es una tragicomedia.
Aaaah, pensaban que les iba a decir que era un drama eh?, no. El drama viene después...
   Les cuento.
Resulta que fui al traumatólogo porque tengo un problema. Bueno, en honor a la verdad problemas tengo varios, pero referentes al traumatólogo uno. Bueno, varios también.
El caso es que fui por lo que les conté del dedo de la mano y del dedo del pie y como había una señorita en prácticas, la señora médico decidió que era un buen momento para simular que era eficaz y decidió pedirme una resonancia.
(Pero sólo del pie, no vaya a ser que la pidamos también de la rodilla y ya estamos pidiendo demasiado).
   Dos meses después, me han llamado para hacerla.
Y a mí las resonancias no me importan saben?, porque no hacen daño. Las resonancias no duelen. Las resonancias son nuestras amigas. Las hermanas mayores de los rayos x. Las resonancias son lo más. Así de caras son, que o tienes seguro privado o si las necesitas no te las hacen. Y si te las hacen es por presión social.
   El caso es que me llama una señorita muy aseñorada de estas que están en un mostrador que es más alto que ellas y llevan un micro como de Madonna para no tener que tocar el teléfono...que digo yo algo, si estamos en un lugar de pruebas médicas que presuntamente es aséptico...porqué no cogen el teléfono con las manos?...
No, no me contesten, ya sé lo que están pensando, que es por comodidad...
Bueno...yo no lo sé...si no lo hacen así, por algo será, porque si fuese por comodidad no estarían sentadas.
El caso, que me llama la chica...si, también sé que se están preguntado cómo sé que está en un mostrador más alto que ella y con un micro a lo Madonna si no la veo. Lo sé porque es como yo la imagino...luego a lo mejor está en una mesa de oficina, pero déjenme imaginar lo que yo quiera...
Por favor, ya no se pregunten más cosas o no termino una frase.
Decía que me llama la chica y me pone esa voz que se pone cuando ya has hecho como veinte llamadas antes de la tuya y ya pues no te apetece...hablas con desgana, hablas porque has de hablar.
   "Le viene bien el sábadooo?...a las onceee?..."
"No, no me viene bien el sábado a las once", le dije.
   "Entonces el martesss...a las sieteee...la dirección es...".
   Y me dice una dirección que apunté en el calendario que tengo en la pared del cuarto. Una dirección que no había oído en mi vida. A mí. Que me dejan en una calle que no conozco y no sé salir ni andando. Que o hago el mismo camino que he hecho para ir o no se volver.
Que cuando me mandan a...al sitio ese donde mandamos a la gente que nos cae mal...no voy por si me pierdo y aparezco en Oz siguiendo el camino de baldosas amarillas.
Y yo que hice?, pues lo que se tiene que hacer en estos casos.
Buscar en google maps.

  
   Lo vi, entendí a la primera que no tenía ni idea de dónde se encontraba esa calle y acto seguido comprendí que iba a perderme.
Entonces hice lo que se supone que haces en estos casos, volver a mirar el mapa otra vez justo antes de salir y salir con tiempo por si te pierdes.
Eso es lo que se supone que haces en estos casos. Yo no.
Yo miré el mapa otra vez justo antes de salir y creí salir con tiempo por si me perdía. Pero no. Salí con el tiempo justo. Porque a mí me gustan los retos. Los retos y llegar tarde al médico. Porque llegar antes tampoco sirve de nada puesto que vas a esperar igual.
Y el tráfico tampoco ayuda, porque si yo he de ir por un camino que he trazado en mi mente a modo de dibujo como el mapa, que los demás no me dejen ir por ese camino no me es útil. De verdad es que luego dicen que soy yo, pero si los demás no cooperan...cómo voy a hacer las cosas a mi modo, que es el correcto?...
Pero saben qué?, que no me perdí. No, porque tomé como referencia una pared con un graffiti. Así soy yo...sencilla. Que ustedes dirán, y si llegan a tapar el graffiti o lo foto del google maps es antigua?.
Pues por eso tomé como referencia una entidad bancaria también...de verdad es que les gusta complicarme la vida eh?.
Y no sólo no me perdí, sino que llegué a tiempo. Así que como se dieron dos acontecimientos importantes hice lo que tenía que hacer. Notificarlo en fb. Sí, para que todos supieran que por una vez no me había perdido.
Así se lo dije a la señorita que estaba sentada tras un mostrador más alto que ella y con un micro a lo Madonna tal y como yo la había imaginado.
"Pues mucha gente se pierde aun mirando el mapa", me dijo. Yo sonreí para mis adentros y pensé que yo no soy como los demás. En ningún sentido.
   Una vez allí esperé, que también entra dentro de la normalidad y llegado mi turno salió un chico con un pijama blanco y gritó mi nombre al revés. Pero gritado eh?, que le oyeron la señorita del mostrador y un señor de pelo blanco que estaba en ese momento pasando por la puerta.
Y de nuevo gritando, dijo mi nombre de manera correcta, aclarando a todos los presentes que había cambiado el orden porque tengo dos nombres.
(Yo es que tengo dos nombres, el mío y el que le acompaña y no uso, pero así somos, nos ponen dos nombres, como en los culebrones).
   Me pidió el papel que había firmado como que si me pasaba algo les eximía de toda culpa y me hizo las típicas preguntas no?, edad, peso, altura...entonces entró conmigo al habitáculo compuesto por una silla y una estantería de tela llena de trapos azules y peucos de celulosa blancos y me dijo que me quedase prácticamente sin ropa, que me pusiera una bata, o sea que el trapo azul era una bata y para los pies, los peucos blancos de celulosa. "Enseguida vengo y te toco", dijo antes de cerrar la puerta.
Y yo pensé lo que se piensa en estos casos, lo primero que me iba a tocar el qué?, que si no lo conocía a ver qué iba a tocarme y con qué excusa. De inmediato comprendí que lo que iba a tocar era la puerta.
Después me vino la tensión. Porque no puedes darme un trapo de celulosa, llamarlo bata, decirme que me quede prácticamente sin ropa y además amenazar con que vas a venir enseguida.
Enseguida de qué?...a mí presiones para vestirme o desvestirme pocas, así no. Y mucho menos cuando abres el trapo/bata.
   Bata saben?...eso no es una bata. Eso es un trozo de celulosa azul, que dices, al menos es azul han tenido gusto pero que te lo pones, no tapa, bueno, tapar tapa pero por un lado. Por el otro llevaba dos cintas que yo imaginé que una de ellas debía salir por un extremo de la bata, te la pasabas por la cintura y con la otra se sujetaban.

Pues una de dos, o mi bata estaba tarada o yo no supe encontrar cómo atar las cintas. O sea, que mi bata estaba tarada.
No me quedó otra que hacer lo que pude con las dos cintas intentando tapar lo máximo y dando de sí la cinta, menos mal que me estoy quedando en el chasis y la cinta dio de sí lo suficiente para acabar haciéndome un lazo a un lado. Porque yo iré con la bata de celulosa, pero los lazos no me los quita nadie.
   Vino a recogerme un señor con pijama blanco, me llevó a la máquina de las resonancias y me pidió que subiera por unos escalones, que digo yo algo, para qué te dan la bata si cuando te subes a la máquina y has de tumbarte se te ve todo el martes...?...
"Esta bata y los peucos no favorecen nada eh?...", le dije por aquello de poner un poco de humor ante la situación con una bata tan comprometida.
"Pues es la última moda en Milán", dijo el señor del pijama.
   Que yo les digo algo, yo no lo veo. No veo a Armani o a D&G diseñando algo así...Yo sé que el hombre me lo dijo porque vio que a pesar de todo yo iba con mi bata y las cintas con un lazo y eso me daba mucho estilo, además de los calcetines rosa que quieran que no, hacían contraste con el azul de la bata. Es evidente que el señor del pijama no se encuentra todos los días a personas tan estilosas como yo hasta con bata.
Comenzó con su explicación, que si tenía que estarme quieta, que me daba un timbre por si necesitaba algo pero que si lo pulsaba todo se pararía y tendríamos que volver a empezar...(entonces para qué me das el timbre?)..., que iba a tener que estar sin moverme veinte minutos...(eso ya lo había entendido a la primera, porqué me lo repetía?)...que si estaba cómoda, que me ponía unos cascos con música para que no me molestase el ruido...
   Que yo no es por quejarme, ya lo saben, pero me pone unos cascos con ruido para que no me moleste el ruido de la máquina que se oye por encima de los cascos? y veinte minutos?, tanto se tarda en hacer una resonancia?, y he de decirle a la otra pierna que ha de estarse quieta sin moverse?.
Qué pasa en estos casos en los que te dicen que no te puedes mover?, que sólo quieres hacer precisamente eso. Y te pica todo. Y estás incómodo cuando hace dos minutos estabas bien. Y quieres rascarte un ojo, o la nariz y tienes que enviarle una nota mental a tu cerebro para que le diga a la pierna que está sujeta que no tiene que moverse, no tiene que moverse no tiene que...uuuups, ocurre que ligeramente te mueves por los propios nervios y ya te sobreviene el drama, porque crees que toda la maquinaria parará en seco y entrará el señor del pijama blanco que evidentemente no entiende de moda y menos de la pasarela de Milán.
En última instancia intenté dormirme, pero el ruido de los cascos no me dejaba. Cuando casi estaba a punto de conseguirlo recordé que llevaba las lentillas puestas y que no me gusta dormirme con ellas, así que no me quedó otra que seguir mirando al techo.
Un techo que la verdad no tenía nada de especial, estaba lleno de algo como unas planchas con agujeros que tampoco pude contar porque eran muy pequeños y tres focos alumbrando molestamente. Si al menos me dejasen leer el libro que había traído...pensé mientras la máquina y los cascos peleaban por ver quién hacía el ruido más molesto.
   De repente entró de nuevo el señor con pijama diciendo que ya habíamos acabado, que cómo estaba...pues cómo iba a estar?, tranquila. Si las resonancias se hacen en una especie de camilla que se mueve...preocupada por lo que se me pueda ver a través de la bata pero por lo demás tranquila...
   Me acompañó de nuevo al habitáculo donde estaba mi ropa, me volví a vestir y allí dejé los peucos y la bata de celulosa, en un cesto con otros tantos...pensando con una sonrisa si me la llevaba para jugar a los médicos...
Al final la dejé allí, aunque fuese la última moda en Milán...porque Milán mola...(mucho)...pero esa moda no.