miércoles, 30 de julio de 2025

Eso de saber...

 

 


   No ha sido difícil encontrar su coche aparcado al lado de su casa, ni tampoco un ramo de flores de colores en el bazar.
En estos tiempos ya no abundan las floristerías como las de antes, así que, como lo importante es el gesto...las he comprado ahí. Con su papel de estraza, como a ella le gustan.
Estaba sonriendo y controlando el reloj mientras colocaba el ramo, cuando una señora paseando un dálmata se ha parado a mirarme.
   "Qué bonito", ha dicho un un marcado acento alemán. He sonreído y ladeado la cabeza.
Aparecerá con las prisas acostumbradas de un momento a otro. Respiro hondo y me voy al otro lado de la calle para esperar apoyado, en el muro de piedras.
La gente pasa y señala el ramo sobre el coche, dos chicas de unos veintitantos le hacen una foto, seguramente para sus redes sociales.
Yo grabaría su reacción pero soy egoísta y prefiero guardarla solo para mí.
   Como si la hubiese atraído por mi pensamiento gira la esquina recolocándose el bolso, el pelo y sin saber qué hacer con el vaso de café. (Ella y sus cafés).
Lleva las llaves en la mano y anda deprisa. Por un momento se me pasa por la cabeza que con las prisas ni vea el ramo pero de repente para en seco y se tapa la boca con la mano.
Se acerca despacio y sonríe. No toca nada.
Como un "voyeur" cualquiera, sonrío desde el otro lado de la calle disfrutando del instante.
   Sin poder evitarlo, coge el móvil y como antes han hecho otras personas, hace una foto. Entonces levanta los ojos y recorre la calle hasta que nuestras miradas se cruzan y me sonríe.
Le toco el pelo y la mejilla que por momentos se torna rojiza, cuando llego a su lado. No deja de sonreír.
Nos abrazamos fuerte mientras esconde su cara sobre mí y yo le digo que solo he venido a darle los buenos días.
   -Tengo que volver.
   -A trabajar.
   -A trabajar, a mi vida...
   -Te quiero.
   -Lo sé.




R.

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