martes, 26 de agosto de 2025

No me gusta el verano...

    Acabo de terminar de ojear el número de agosto de una de mis revistas "de siempre", de moda, Marie Claire. Sí, primero lo ojeo, leo los artículos que más me llaman la atención y después, lo leo entero.
Qué manera de hacerlo, dirán algunos...lo sé, y sino cuando empiezo a hacerlo de atrás a adelante... Eso no tiene mucho sentido, como también podrán decir otros...pues ahora viene la bomba...
   No me gusta el verano y nunca me ha gustado, hala ya lo he dicho.
Las cartas sobre la mesa.
Donde muchas personas ven las esperadas vacaciones, que no todos tenemos, la desconexión y el "cargar pilas", yo veo calor, modorra, sensación pegajosa y sudor insoportable.
   Tal vez esto me viene desde niña, cuando mis amigas se iban de viaje y yo no. Iba al pueblo, a una casa familiar donde primos y tíos varios compartíamos mesa, mantel, baño, piscina y todo lo que conlleva estar juntos dos meses siendo cada uno, como se suele decir, de su padre y de su madre.


   Siguió sin gustarme el verano cuando el mundo seguía rodando, llevando a mis amigas por ahí y yo quedaba en tierra, por circunstancias varias...
No me gusta esa imposición velada de tener que caber en el bikini. A determinada edad, pasamos al bañador, que parece que tapa y "comprende" mejor que la cerveza y el tinto de verano, se quedan con nosotros en un flotador que no necesitamos y del que por vagancia al ejercicio no nos libramos.
A lo mejor tampoco me gusta porque nunca he sabido desconectar y no sé hacerlo en ninguna estación del año. No me han enseñado a hacerlo, no estaba bien visto. Ahora sí, ahora es primordial y necesario, y si lo olvido, mi cuerpo me da un toque, así que, aunque tarde, lo estoy aprendiendo.
No me gusta el calor sofocante, el sudor pegado a mi piel, a mi ropa...pero me encanta esa ducha de agua fría que me devuelve la vida.
   Esa casa familiar que me vio crecer, ha dado la bienvenida a los hijos de aquellos primos con los que crecí, y disfrutar de noches de juegos con ellos, sí que me gusta...
También los helados de mandarina y mango que compramos, ver a mi perro echado al sol.
Y me gusta recordar que un verano de hace muuuuuchos años te conocí a ti, Javi. Mi primer amor.
Es que anoche soñé contigo...sería el calor.
   Lo mejor del verano para mí? Que es la antesala de mi estación favorita.
Feliz verano a todos.


R.

miércoles, 30 de julio de 2025

Eso de saber...

 

 


   No ha sido difícil encontrar su coche aparcado al lado de su casa, ni tampoco un ramo de flores de colores en el bazar.
En estos tiempos ya no abundan las floristerías como las de antes, así que, como lo importante es el gesto...las he comprado ahí. Con su papel de estraza, como a ella le gustan.
Estaba sonriendo y controlando el reloj mientras colocaba el ramo, cuando una señora paseando un dálmata se ha parado a mirarme.
   "Qué bonito", ha dicho un un marcado acento alemán. He sonreído y ladeado la cabeza.
Aparecerá con las prisas acostumbradas de un momento a otro. Respiro hondo y me voy al otro lado de la calle para esperar apoyado, en el muro de piedras.
La gente pasa y señala el ramo sobre el coche, dos chicas de unos veintitantos le hacen una foto, seguramente para sus redes sociales.
Yo grabaría su reacción pero soy egoísta y prefiero guardarla solo para mí.
   Como si la hubiese atraído por mi pensamiento gira la esquina recolocándose el bolso, el pelo y sin saber qué hacer con el vaso de café. (Ella y sus cafés).
Lleva las llaves en la mano y anda deprisa. Por un momento se me pasa por la cabeza que con las prisas ni vea el ramo pero de repente para en seco y se tapa la boca con la mano.
Se acerca despacio y sonríe. No toca nada.
Como un "voyeur" cualquiera, sonrío desde el otro lado de la calle disfrutando del instante.
   Sin poder evitarlo, coge el móvil y como antes han hecho otras personas, hace una foto. Entonces levanta los ojos y recorre la calle hasta que nuestras miradas se cruzan y me sonríe.
Le toco el pelo y la mejilla que por momentos se torna rojiza, cuando llego a su lado. No deja de sonreír.
Nos abrazamos fuerte mientras esconde su cara sobre mí y yo le digo que solo he venido a darle los buenos días.
   -Tengo que volver.
   -A trabajar.
   -A trabajar, a mi vida...
   -Te quiero.
   -Lo sé.




R.