jueves, 15 de septiembre de 2011

Zapatos

     -Nenaaaaa, tú que tienes tan buen gusto y conoces más esos sitios, me acompañas a mirar unos zapatos para una boda?, estoy desesperada"..., me dijo hace unos días mi amiga Y. Y yo, la del buen gusto, la que "conoce más esos sitios", conocidos para todos como zapaterías, la llevé a una de mis preferidas, donde, naturalmente, encontró sus zapatitos.
Tiempo atrás ocurrió lo mismo con mi amiga A. Ella necesitaba unas botas, así que la llevé a esa zapatería tan divina y las encontró allí.
     Sí. Los zapatos se necesitan. Existen dos tipos de personas. Las que utilizan los zapatos y las que los necesitamos.
Las..."pues-tendré-que-comprarme-otros-zapatos" y las..."tengo-demasiados-zapatos-y-muy-poco-sitio,-¿dónde-está-el-armario-de-heineken-cuando-lo-necesito?".
     Yo necesito todos los pares que tengo. No. Mentira. Necesitaría más, los zapatos son como los bolsos, nunca hay bastantes. El número total de zapatos que tengo está comprendido entre muchos y "¿pero cómo puedes tener tantos?", que es lo que diría mi amiga P si supiera el número total....
He llegado a la conclusión de que no es culpa mía tener tantos. La culpa es de ellos por ser bonitos. Eso y que yo tengo que ir conjuntada siempre, así que necesito tener de colores diversos.
     Mi sobrina N no tiene aún 8 años y ya le vuelven loca... Salió a su madre y por extensión a su tía y madrina, que soy yo.
Es tan gracioso verla en Sfera cogiendo las bailarinas y abriendo mucho los ojos mientras dice, mamá necesito estas moradas!!!!! Las necesitaba. Y debe tener de todos los colores, pero necesitaba esas...
Ésta cadena de ropa ha resultado ser todo un hallazgo, por lo menos para mí, en cuanto a bailarinas se refiere. Son cómodas, son económicas y si se sufre la desgracia de que se estropeen, tampoco se produce una catástrofe...porque sí, cuando un zapato que te gusta mucho se rompe, se produce un cataclismo.
     A mi amiga E también le encantan, en nuestra última visita se compró unas azul marino, porque van con todo, y unas rojas, para cuando va de marino. Yo me llevé unas rosa palo con topitos blancos pero anoté mentalmente que TAMBIÉN necesitaba unas marino...(porque efectivamente y sin que sirva de justificación, van con todo).
Esto me consuela porque veo que no soy la única que se vuelve loca en una zapatería, que llega y ahoga un gritito y por lo bajo le dice a su acompañante, sacame de aquí!!
"Hombre, no son como las de Mascaró pero es que tanto dinero en unas bailarinas....", le decía autoconvenciendome a mi amiga A, delante del escaparate de la tienda. "Vaya, eso sí que es un cambio", dijo ella... "...sobretodo cuando ese dinero lo puedes emplear en un bolso...jajajajaja", contesté... "Vale, no has cambiado", contestó riendo también.
(Pero claro que no he cambiado, no gasto más en bolsos y zapatos porque no puedo!!!)
     Lo que no tiene precio es lo felices que somos cuando los sacamos de la caja, cuando nos los ponemos con el conjunto que previamente ya hemos pensado en la zapatería. Ya está...los zapatos son como una medicina, tienen un fin terapéutico, son una necesidad!!!!!
     Un amigo algo especial me propuso entre risas, "ven a vivir conmigo", "no puedo", dije, "no tendrás sitio para mis (     ) pares de zapatos".
"Los zapatos al trastero cielito", me dijo el insensato, tal vez pensando que lo de cielito iba a disminuir la gravedad de sus palabras. Y mi corazón se agitó ante la perspectiva de que mis pobres zapatos vivieran en un trastero. "No, eso no puede ser así", contesté, imaginando un trastero oscuro, frío, con humedades... "Pero si ahí estarán bien, no se pueden mojar, no les pasará nada cielin ", rebatió como si me hubiera leído el pensamiento... aún así, al binomio zapatos-trastero era un plan al que yo le veía lagunas.
"No se...", insistí. Y él, que naturalmente no sabe a lo que se enfrenta, y hablo de zapatos, como no, porque él dice que soy un encanto, un cielito, una muñequita, una princesita, un amorcito...en fin...todo lo nuestro es muy ito/ita...(sí, es que es de estas personas encantadoras que sacan lo mejor de una misma)...tal vez si le dijera, tengo (     ) pares de zapatitos, disminuiría el número en sí, haciendo menos traumática la reacción...
Finalmente viendo que mis zapatos no van a ir a ningún trastero y que esa batalla estaba perdida incluso antes de comenzarla sugirió..."vaaaaale, el otro cuarto para Pipo y tus zapatos", (veis como es un cielo...bueno, un cielito)...
    Ahí se hizo un hueco en mi vida. Un hombre que te ofrece un cuarto entero para tu mascota y todos tus zapatos, de lo que se deriva que detrás irán todos tus complementos, sería capaz de darte hasta su corazón no?
     Así que zapatos....¿necesidad o utilidad?





(23.06.11)

2 comentarios:

  1. No tienes precio R. tines una imaginación increíble y la plasmas que da gusto, me encanta este relato tan cómico y YO TAMBIEN LOS NECESITO ( el que ? TODOOO ) Besosss.

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  2. Amparoooooo, tú tampoco lo tienes, ya lo sabes, gracias chiquitina...
    Los zapatos es que son una necesidad muy necesaria...jejejeje....besooosss

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