Al igual que Peter Pan, he perdido algo. Él perdió su sombra y yo he perdido mi inspiración.
Y eso es un drama. Para una aprendiz que juega a juntar palabras con sentido o sin él, eso es un drama.
Y he intentado encontrarla, no crean, que le he preparado varios escenarios a ver si quiere volver conmigo...y nada.
He sacado mi portatil, le he preparado merienda para las dos...té, café, coca cola...y pasa, hace una breve parada y se vuelve a marchar con prisa.
Lo comprendo, le dije, no quieres que escriba así. Está bien, escribiré como casi siempre...
Y he sacado mi libreta de folios blancos, en la que tacho y la letra se entiende...o no. La pluma que me regaló mi querida A..."...para que escribas con ella tus mejores historias.", me ponía en la tarjeta de regalo, "...ya sé que no es una Mont Blanc...", decía sonriendo mientras a mi me saltaban las lágrimas por la emoción... Y aún así, viene, aprobando la elección de la libreta, pero se va casi sin tiempo a poder hablarle.
La he llamado sentada en una terraza, en mi habitación...y la muy traviesa se me aparece cuando no la espero, pillándome desprevenida. Y yo le hablo, fijando la vista en la lejanía..."ahora?".
"Antes llevabas siempre libreta y boli o la agenda encima R...ahora sólo el móvil, antes escribías hasta en servilletas de papel...", me dice en tono de reproche, marchándose después.
Le he puesto hasta música en varios idiomas, español, italiano, inglés, francés...y viene el tiempo de oír alguna bonita historia de desamor francesa, sonríe, acaricia la pluma estilográfica dejando que corra la tinta por el folio en blanco, que por momentos se llena de letras, que con las prisas de escribir sólo entiendo yo, y después vuelve a irse.
Y yo suspiro mirando al infinito, imaginándome en otro lugar, encontrándome de nuevo con ella. Miro la pluma, excavo en mis pensamientos...al final tacho repetidamente el folio y desisto, cojo el móvil y me dejo atrapar por la melodía que en una lengua que no es la mía, sale por los pequeños auriculares morados de mi Ipod.
"Deja el móvil R", dice justo en el momento en que una nueva canción empieza. Una algo triste, asi que me alegro de que me haya interrumpido. "Has venido". "Claro, me has llamado".
No puedo más que mirarla pensando, sí, te he llamado muchas veces, pero no has querido quedarte...
"Crées que no quería quedarme?", dice ladeando la cabeza y sabiendo que me ha sorprendido que me lea el pensamiento... "No puedo escribir, inspiración. Y hago como antes, me pongo música, la libreta...y nada...".
Me mira dulcemente, ladeando de nuevo la cabeza, coge la estilográfica y la acaricia con un largo y fino dedo. "No la necesitas, dice. No necesitas una Mont Blanc para escribir.".
Voy a hablar, pero me detiene.
"Tú no me has perdido a mí, te has perdido tú", dice. Mis ojos brillantes se entrecierran pensando que tal vez tenga razón.
"Deberías hablar de tus miedos...ya sabes...". Yo río y niego con la cabeza, asegurándole que no lo voy a hacer.
"Sí que lo haces R...siempre acabas escribiendo sobre aquello que más temes...pero no dejas que nadie lo lea...".
Vuelvo a mirar al infinito, mientras en mi regazo apoyo la libreta, abro la pluma y nuevamente ella la toca, mientras el folio en blanco se llena de tinta en forma de palabras que forman frases que como siempre, tienen sentido o no y que con tachones y prisas, sólo entiendo yo...y tú, inspiración.
"Ya sabes de qué hablar?", "sí, hoy hablaré de ti", "ya no estás perdida?", "creo que no..."...
Ilustraciones, Jordi Labanda.
(12.08.13)
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